La armaniosa convivencia creó raices
profundas de vivo patriotismo local. La iglesia de Lidice era la más antigua
de todas las del contorno. En la época que precedió a la batalla eie la
Montaòa Blanca, la curia de Lidice tenía a su cargo cinco iglesias. La
escuela era también una de las más antiguas de la comarca. Los habitantes
fueron patriotas conscientes y progresivos, y durante la acupación del
país formaron parte del invencible frente nacional.
La tumba común de las hombres de
Lidice, algunos objetos y estas fotos, és cuanto ha quedado del pueblo.
Las mujeres conocieron el infierno de los campos de concentración alemanes
y de éllas solo queda el recuerdo de algunos niòos que llevaron consigo
y que han logrado regresar. Durante el curso de la pasada guerra mundial,
se podía oír en Inglaterra esta frase: "Lidice debe revivir". Y dicha frase
ha resanado a través del mundo libre de nuestros días.
Unido a las trabajos preliminares
que crecen sin cesar en el Lidice que renace hoy día, esta obra estrecha
fraternalmente a sus nuevos habitantes.
EN BUŠTÌHRAD, MARZO DE 1948